Alimenta tu cuerpo y nutre tu alma.
Decisiones saludables para un bienestar integral.
Alimenta tu cuerpo y nutre tu alma.
Decisiones saludables para un bienestar integral.
La nutrición consciente se refiere a la práctica de prestar atención deliberada a lo que comes, cómo lo comes y cómo afecta tu cuerpo, mente y bienestar general. Esta filosofía va más allá de simplemente elegir alimentos saludables; también implica estar presente y consciente durante las comidas, así como cultivar una relación más consciente con la comida y los procesos alimentarios.
La nutrición consciente es una práctica que se alinea con el enfoque general de la atención plena y puede contribuir al bienestar integral, incluyendo la salud física y emocional. Al adoptar una actitud consciente hacia la alimentación, se busca crear una relación más saludable y equilibrada con la comida.
Algunos de sus principios son:
Consciencia alimentaria
Escucha al cuerpo
Disfrute de la comida
Elecciones conscientes
Conexión mente-cuerpo
Atención a las señales de saciedad
Gratitud hacia los alimentos
Las Sesiones son de 60min y tras finalizar se entrega el programa de recomendaciones a realizar que puede incluir lista de alimentos, menús y complementos. Tras la primera visita se programa el seguimiento y la actualización dietética.
El estudio bionutricional es un enfoque que combina la biología y la nutrición para evaluar el estado de salud de un individuo y proporcionar recomendaciones personalizadas sobre su alimentación y estilo de vida. Este enfoque reconoce que cada persona es única y que sus necesidades nutricionales pueden variar según factores como la genética, el estilo de vida, el entorno y las condiciones de salud.
El estudio bionutricional puede implicar una evaluación exhaustiva de la dieta actual de un individuo, sus hábitos alimenticios, su estado de salud actual, sus objetivos de salud y su historial médico. También puede incluir pruebas específicas para determinar la presencia de deficiencias nutricionales, intolerancias alimentarias, desequilibrios hormonales u otros factores que puedan afectar la salud y el bienestar.
Basándose en los resultados de estas evaluaciones, un profesional de la salud capacitado en bionutrición puede recomendar cambios en la dieta, suplementos nutricionales, modificaciones en el estilo de vida y otras estrategias para mejorar la salud y prevenir enfermedades.
En resumen, el estudio bionutricional es una herramienta integral para comprender las necesidades nutricionales individuales y desarrollar un plan de alimentación personalizado que promueva la salud y el bienestar óptimos.
La dieta alcalina es un enfoque dietético que se basa en la teoría de que ciertos alimentos pueden afectar el equilibrio ácido-base (pH) del cuerpo, y que consumir alimentos alcalinos puede ayudar a equilibrar este pH y promover la salud.
En la dieta alcalina los alimentos pueden clasificarse en tres categorías según su efecto en el pH del cuerpo:
Alimentos alcalinos: Se cree que estos alimentos tienen un efecto alcalinizante en el cuerpo una vez metabolizados, lo que significa que pueden aumentar el pH del cuerpo. Ejemplos de alimentos alcalinos incluyen frutas y verduras frescas, especialmente aquellos de hojas verdes, como espinacas, col rizada y brócoli, así como ciertas frutas como limones y aguacates.
Alimentos ácidos: Se considera que estos alimentos tienen un efecto ácido en el cuerpo una vez metabolizados, lo que puede disminuir el pH del cuerpo. Ejemplos de alimentos ácidos incluyen carnes, lácteos, productos refinados, azúcares procesados, alimentos fritos y alimentos procesados.
Alimentos neutros: Algunos alimentos se consideran neutros en términos de su efecto en el pH del cuerpo. Estos incluyen la mayoría de los granos enteros, algunas legumbres y nueces.
En la dieta alcalina al consumir una mayor proporción de alimentos alcalinos y reducir la ingesta de alimentos ácidos, se puede mejorar la salud y prevenir diversas enfermedades.
La nutrición celular activa es un enfoque de la alimentación que se centra en proporcionar a las células del cuerpo los nutrientes esenciales que necesitan para funcionar de manera óptima. Este enfoque reconoce que cada célula en el cuerpo humano requiere una variedad de nutrientes, incluyendo vitaminas, minerales, aminoácidos, ácidos grasos y antioxidantes, para llevar a cabo sus funciones adecuadamente.
Algunos principios clave de la nutrición celular activa incluyen:
Diversidad y equilibrio: Se busca una dieta variada y equilibrada que proporcione todos los nutrientes necesarios para satisfacer las necesidades de las células del cuerpo. Esto incluye consumir una amplia variedad de alimentos frescos y enteros, incluyendo frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables.
Calidad de los alimentos: Se prioriza el consumo de alimentos de alta calidad y nutrientes, preferiblemente orgánicos y libres de pesticidas, hormonas y aditivos químicos. Los alimentos frescos y enteros son preferibles a los alimentos procesados y refinados.
Suplementación inteligente: Se puede complementar la dieta con suplementos nutricionales de alta calidad para asegurar la ingesta adecuada de nutrientes, especialmente aquellos que pueden ser difíciles de obtener en cantidades suficientes a través de la dieta sola.
Hidratación adecuada: Se enfatiza la importancia de mantenerse bien hidratado, ya que el agua es esencial para todas las funciones celulares del cuerpo y ayuda a transportar nutrientes a las células y eliminar toxinas del cuerpo.
Optimización de la digestión y la absorción: Se presta atención a la salud digestiva y se promueven prácticas que apoyen la digestión y la absorción adecuadas de nutrientes, como comer despacio, masticar bien los alimentos, evitar comer en exceso y reducir el estrés durante las comidas.
En resumen, la nutrición celular activa es un enfoque de la alimentación que se centra en proporcionar a las células del cuerpo los nutrientes esenciales que necesitan para funcionar de manera óptima, promoviendo así la salud y el bienestar general. Este enfoque reconoce la importancia de una dieta equilibrada, la calidad de los alimentos, la suplementación inteligente y la hidratación adecuada para apoyar la salud celular y promover un funcionamiento óptimo del cuerpo.
El equilibrio alimentario se refiere a la práctica de consumir una variedad de alimentos en proporciones adecuadas para satisfacer las necesidades nutricionales del cuerpo y mantener la salud y el bienestar. Un equilibrio adecuado en la alimentación implica la inclusión de todos los grupos de alimentos en la dieta, como frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables, en las cantidades adecuadas para proporcionar los nutrientes necesarios.
Aquí hay algunos aspectos clave del equilibrio alimentario:
Variedad: Consumir una amplia variedad de alimentos dentro de cada grupo alimenticio para garantizar una ingesta adecuada de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales.
Proporción: Mantener una proporción equilibrada de carbohidratos, proteínas y grasas en la dieta, adaptada a las necesidades individuales de cada persona, basadas en factores como la edad, el género, el nivel de actividad física y el estado de salud.
Moderación: Consumir porciones moderadas de alimentos para evitar el exceso de calorías y mantener un peso corporal saludable.
Hidratación: Beber suficientes líquidos, preferiblemente agua, a lo largo del día para mantenerse bien hidratado.
Ajuste según las necesidades individuales: Adaptar la dieta según las necesidades específicas de cada persona, como condiciones de salud, intolerancias alimentarias, alergias y preferencias personales.
Planificación: Planificar las comidas y meriendas con anticipación puede ayudar a garantizar que se cumplan las necesidades nutricionales y se eviten decisiones alimentarias poco saludables impulsivas.
En resumen, el equilibrio alimentario es fundamental para promover una dieta saludable y satisfacer las necesidades nutricionales del cuerpo, lo que contribuye a mantener una buena salud y prevenir enfermedades.
La dieta vegetariana es un patrón alimentario que excluye la carne y, en muchos casos, también los productos derivados de animales como los lácteos, los huevos y la miel.
Las personas adoptan una dieta vegetariana por una variedad de razones, que pueden incluir preocupaciones éticas sobre el bienestar animal, preocupaciones medioambientales relacionadas con la producción de carne y beneficios potenciales para la salud.
Hay varios tipos de dietas vegetarianas, que varían en los alimentos permitidos:
Ovo-lacto-vegetariana: Incluye huevos y lácteos, pero excluye carne, aves, pescado y mariscos.
Lacto-vegetariana: Incluye lácteos, pero excluye huevos y cualquier tipo de carne.
Ovo-vegetariana: Incluye huevos, pero excluye lácteos y cualquier tipo de carne.
Vegana: Excluye todos los productos de origen animal, incluyendo carne, aves, pescado, lácteos, huevos y miel, así como cualquier alimento que contenga ingredientes derivados de animales.
Los estudios han demostrado que una dieta vegetariana bien planificada puede ser nutricionalmente adecuada y puede ofrecer una serie de beneficios para la salud, incluyendo un menor riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Además, una dieta vegetariana también puede ser más económica y sostenible desde el punto de vista ambiental en comparación con una dieta basada en carne.
La oligoterapia es una forma de medicina complementaria que se basa en la idea de que el cuerpo humano necesita minerales en cantidades muy pequeñas (oligoelementos) para funcionar correctamente y mantener la salud. Estos oligoelementos incluyen minerales como el zinc, el cobre, el magnesio, el manganeso, el selenio, entre otros.
Un desequilibrio en los niveles de estos minerales puede conducir a diversas enfermedades y trastornos de salud. Por lo tanto, el objetivo de la oligoterapia es restaurar estos niveles equilibrados de minerales mediante la administración de suplementos de oligoelementos en dosis muy pequeñas.
Estos oligoelementos pueden ayudar a mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico, promover la desintoxicación del cuerpo, estimular el metabolismo y mejorar la salud en general. La oligoterapia es útil para tratar una variedad de condiciones de salud, como la fatiga, la depresión, los trastornos digestivos, las alergias, entre otros.
La oligoterapia se basa en varios principios que guían su enfoque terapéutico. Estos principios son:
Principio de la individualización: La oligoterapia reconoce la individualidad bioquímica de cada persona y la necesidad de un enfoque personalizado para el tratamiento. Se cree que cada individuo tiene necesidades únicas de oligoelementos, y el tratamiento debe adaptarse a las características específicas de cada paciente.
Principio de la acción reguladora: Se sostiene que los oligoelementos actúan principalmente como catalizadores en los procesos metabólicos del cuerpo, ayudando a regular diversas funciones fisiológicas y mantener el equilibrio bioquímico necesario para la salud.
Principio de la remineralización: La oligoterapia parte de la premisa de que muchas enfermedades y trastornos de salud pueden ser el resultado de deficiencias minerales, y que la reposición de estos oligoelementos esenciales puede ayudar a restaurar la salud y promover el bienestar.
Principio de la dosis infinitesimal: Se sostiene que los oligoelementos deben administrarse en dosis muy pequeñas, o infinitesimales, para ser eficaces. Se cree que estas dosis bajas son suficientes para desencadenar respuestas biológicas en el cuerpo sin causar efectos secundarios adversos.
Principio de la sinergia: Se reconoce que los oligoelementos interactúan entre sí y con otros nutrientes en el cuerpo, y que su efectividad terapéutica puede depender de estas interacciones. Por lo tanto, la oligoterapia puede implicar la administración de combinaciones específicas de oligoelementos para aprovechar sus efectos sinérgicos.
Estos principios fundamentales guían la práctica de la oligoterapia y su enfoque en el tratamiento de diversas condiciones de salud.
El higienismo es un enfoque de salud y bienestar que se centra en la promoción de la salud a través de la adopción de hábitos de vida saludables y naturales. Este movimiento surgió en el siglo XIX como una respuesta al desarrollo industrial y la preocupación por las enfermedades asociadas con el estilo de vida urbano y la contaminación ambiental.
Los principios del higienismo incluyen:
Dieta natural: Se promueve una dieta basada en alimentos naturales y no procesados, principalmente vegetales frescos, frutas, granos enteros, legumbres y frutos secos. Se desaconseja el consumo de alimentos procesados, refinados, con aditivos artificiales y exceso de grasas y azúcares.
Ayuno intermitente: Se practica el ayuno intermitente como una forma de desintoxicar el cuerpo, permitiendo que se limpie y se repare de manera natural.
Higiene corporal: Se enfatiza la importancia de mantener una higiene adecuada, incluyendo la limpieza diaria del cuerpo y el cuidado de la piel.
Actividad física: Se alienta la práctica regular de ejercicio físico como parte integral de un estilo de vida saludable.
Descanso y sueño: Se destaca la importancia de dormir lo suficiente y descansar adecuadamente para permitir que el cuerpo se recupere y se regenere.
Aire fresco y luz solar: Se recomienda pasar tiempo al aire libre y recibir la luz solar natural para promover la salud y el bienestar.
Gestión del estrés: Se enfatiza la importancia de manejar el estrés de manera efectiva a través de técnicas como la meditación, la respiración consciente y otras prácticas de relajación.
El higienismo aboga por un enfoque holístico de la salud, considerando al individuo en su totalidad y promoviendo la prevención de enfermedades mediante la adopción de un estilo de vida saludable y natural.
La dieta vegana es un patrón alimentario que excluye todos los productos de origen animal, incluyendo carne, aves, pescado, mariscos, lácteos, huevos y miel, así como cualquier alimento que contenga ingredientes derivados de animales. Los veganos optan por una dieta basada únicamente en alimentos de origen vegetal.
La dieta vegana puede incluir una amplia variedad de alimentos, como frutas, verduras, legumbres, granos enteros, nueces, semillas, productos de soja (como tofu y tempeh), productos lácteos y huevos veganos (que son alternativas vegetales a los productos de origen animal).
Las personas adoptan una dieta vegana por una variedad de razones, que pueden incluir preocupaciones éticas sobre el bienestar animal, preocupaciones medioambientales relacionadas con la producción de alimentos de origen animal, y beneficios potenciales para la salud.
Los estudios han demostrado que una dieta vegana bien planificada puede ser nutricionalmente adecuada y puede ofrecer una serie de beneficios para la salud, incluyendo un menor riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Además, una dieta vegana también puede ser más sostenible desde el punto de vista ambiental y puede contribuir a reducir la huella de carbono y la presión sobre los recursos naturales.
Sin embargo, es importante que las personas que siguen una dieta vegana se aseguren de obtener todos los nutrientes necesarios para mantener una salud óptima. Algunos nutrientes que pueden ser de preocupación incluyen proteínas, hierro, calcio, vitamina B12, zinc y omega-3. Estos nutrientes pueden obtenerse fácilmente a través de una dieta vegana variada y equilibrada que incluya una amplia variedad de alimentos de origen vegetal.
Para aquellos que siguen una dieta vegana, es importante informarse bien sobre cómo planificar comidas nutritivas y equilibradas, y pueden considerar trabajar con un profesional para garantizar que satisfacen sus necesidades nutricionales específicas. Además, pueden ser útiles la suplementación de vitamina B12 y la inclusión de alimentos fortificados para garantizar una ingesta adecuada de nutrientes clave.
La Medicina Ortomolecular es una rama de la salud que se enfoca en restablecer el equilibrio bioquímico del cuerpo mediante la optimización de los nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos, para promover la salud y prevenir enfermedades. El término "ortomolecular" fue acuñado por el bioquímico Linus Pauling en la década de 1960, quien lo definió como "el mantenimiento de la salud y el tratamiento de la enfermedad mediante la variación de las concentraciones de sustancias que normalmente se encuentran en el cuerpo humano y que son necesarias para la salud".
Los principios básicos de la Medicina Ortomolecular incluyen:
Individualización del tratamiento: Reconoce la variabilidad bioquímica individual y la necesidad de un enfoque personalizado para el tratamiento. Se considera que cada persona tiene necesidades únicas de nutrientes y que el tratamiento debe adaptarse a las características específicas de cada individuo.
Énfasis en la nutrición: Se enfoca en la optimización de la ingesta de nutrientes esenciales a través de la dieta y, en algunos casos, la suplementación. Se cree que una dieta equilibrada y rica en nutrientes es esencial para mantener la salud y prevenir enfermedades.
Uso de suplementos: En algunos casos, se utilizan suplementos dietéticos, como vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos, para corregir deficiencias nutricionales y promover la salud. Estos suplementos se administran en dosis terapéuticas para corregir desequilibrios bioquímicos y apoyar la función fisiológica adecuada.
Prevención de enfermedades: La Medicina Ortomolecular se enfoca en la prevención de enfermedades mediante la optimización de la nutrición y la corrección de desequilibrios bioquímicos antes de que se desarrollen problemas de salud más graves.
Tratamiento de enfermedades: Además de la prevención, la Medicina Ortomolecular se utiliza para tratar una variedad de condiciones de salud, incluyendo trastornos metabólicos, enfermedades autoinmunes, trastornos gastrointestinales, trastornos neurológicos y problemas de salud mental.
Es importante tener en cuenta que la Medicina Ortomolecular es una forma de medicina complementaria.
La macrobiótica es un sistema de alimentación y filosofía de vida basado en principios de equilibrio y armonía con la naturaleza. Fue desarrollada por el filósofo y educador japonés George Ohsawa a principios del siglo XX, y posteriormente popularizada por su discípulo Michio Kushi.
Los principios básicos de la macrobiótica incluyen:
Equilibrio Yin-Yang: La macrobiótica se basa en la idea de que todos los aspectos de la vida, incluida la comida, están influenciados por la interacción de las energías Yin y Yang. Se busca lograr un equilibrio entre estos dos aspectos opuestos para promover la salud y el bienestar.
Alimentación basada en alimentos enteros: Se enfatiza el consumo de alimentos naturales y enteros, como granos enteros (principalmente arroz integral), verduras, legumbres, algas marinas, semillas y frutas frescas y locales.
Evitar alimentos extremos: Se recomienda evitar alimentos extremadamente Yin o Yang, como productos lácteos, carne roja, azúcar refinada y alimentos procesados, ya que se considera que pueden desequilibrar el cuerpo.
Masticación y conciencia alimentaria: Se anima a masticar bien los alimentos y a comer con atención plena para promover una mejor digestión y absorción de nutrientes.
Estacionalidad y proximidad: Se recomienda consumir alimentos de temporada y cultivados localmente siempre que sea posible, ya que se cree que están más en armonía con el entorno y proporcionan nutrientes óptimos.
Estilo de vida y bienestar: Además de la alimentación, la macrobiótica también promueve un estilo de vida equilibrado que incluye ejercicio regular, descanso adecuado, contacto con la naturaleza y relaciones sociales saludables.
Es importante tener en cuenta que la macrobiótica es un enfoque de salud integral y no solo una dieta. Algunas personas pueden adoptarla como un estilo de vida completo, mientras que otras pueden incorporar algunos de sus principios en su dieta y estilo de vida general.
La dieta mediterránea es un patrón alimentario tradicional basado en la alimentación de países mediterráneos como Grecia, Italia y España. Se caracteriza por el consumo abundante de frutas, verduras, legumbres, granos enteros, frutos secos, semillas, aceite de oliva y pescado, con una ingesta moderada de lácteos (principalmente queso y yogur), huevos y aves de corral, y un consumo bajo a moderado de carnes rojas y dulces.
Los principales componentes de la dieta mediterránea incluyen:
Abundancia de alimentos vegetales: La base de la dieta mediterránea son las frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y semillas, que son ricos en fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes.
Consumo de grasas saludables: El aceite de oliva extra virgen es la principal fuente de grasa en la dieta mediterránea, que proporciona ácidos grasos monoinsaturados y fitoquímicos beneficiosos para la salud cardiovascular.
Consumo de pescado y mariscos: El pescado, especialmente las variedades grasas como el salmón, la caballa y el atún, se consume regularmente en la dieta mediterránea, proporcionando proteínas de alta calidad, ácidos grasos omega-3 y otros nutrientes esenciales.
Consumo moderado de lácteos, huevos y aves de corral: Los lácteos, los huevos y las aves de corral se consumen con moderación en la dieta mediterránea, proporcionando proteínas, calcio y otros nutrientes importantes.
Consumo bajo a moderado de carnes rojas y dulces: Las carnes rojas se consumen con poca frecuencia en la dieta mediterránea, mientras que los dulces y los productos azucarados también se limitan.
Se ha demostrado que la dieta mediterránea ofrece una serie de beneficios para la salud, incluyendo la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, enfermedades neurodegenerativas y ciertos tipos de cáncer. Además, se considera un modelo dietético sostenible y culturalmente relevante.
En resumen, la dieta mediterránea es un enfoque de alimentación equilibrado y saludable que enfatiza el consumo de alimentos frescos y naturales, y puede servir como un modelo para promover la salud y el bienestar a largo plazo.
La fitoterapia es una práctica terapéutica que utiliza extractos de plantas medicinales con el objetivo de prevenir, aliviar o tratar diversas condiciones de salud. Esta práctica tiene una larga historia y ha sido utilizada por diversas culturas en todo el mundo durante miles de años.
La fitoterapia se basa en el uso de principios activos presentes en las plantas, como los fitoquímicos, que pueden tener propiedades terapéuticas. Estos principios activos pueden ser utilizados en diversas formas, incluyendo infusiones, tinturas, extractos, cápsulas, ungüentos y aceites esenciales, entre otros.
Algunas plantas medicinales comúnmente utilizadas en fitoterapia incluyen:
Manzanilla: Se utiliza para aliviar problemas digestivos, como la indigestión y el malestar estomacal, así como para promover la relajación y calmar los nervios.
Ginseng: Se cree que el ginseng tiene propiedades estimulantes y adaptogénicas, que pueden ayudar a aumentar la energía, mejorar la resistencia física y fortalecer el sistema inmunológico.
Hierba de San Juan: Se utiliza para tratar la depresión leve a moderada, así como para aliviar la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.
Echinacea: Se utiliza para estimular el sistema inmunológico y prevenir resfriados y enfermedades virales, así como para acelerar la recuperación de enfermedades respiratorias.
Valeriana: Se utiliza como sedante suave y ansiolítico para aliviar el insomnio, la ansiedad y el estrés.
Es importante tener en cuenta que, si bien muchas plantas medicinales pueden tener beneficios para la salud, también pueden tener efectos secundarios y pueden interactuar con otros medicamentos. Por lo tanto, es recomendable consultar a un profesional Naturopata capacitado antes de comenzar cualquier tratamiento con fitoterapia, especialmente si se están tomando otros medicamentos o si se tiene alguna condición médica preexistente.
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